jueves, 9 de abril de 2015

Robo en la Galería Nacional; by Ramón Escolano #ShortStory


A Jukeblog
#ShortStory

El detective Frank Tucker es un hombre al que la vida no le ha sonreído demasiado. Tras ser despedido del ejército y del cuerpo de policía, trabaja como un mísero detective al que no le va demasiado bien. Pero al ser contratado por la galería nacional recibe la oportunidad de enfrentarsea su pasado y soltar lastre de su vida.

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4





Hey there!

Como habrán notado, ésta es la primera historia corta que posteo. Esto se debe a que nunca me habían llamado la atención pero, como muchas bloggers que admiro (como Gema Vallejo, de Beyond a writer's mind), escriben historias (no-tan) cortas, decidí darles una oportunidad. Esa es la principal razón por la que me anoté para la primera ronda de la iniciativa Blogs Colaboradores, llevada por Sara del Pozo (Katherina's Thoughts).
La otra razón es que... Apesto haciendo reseñas. De verdad, no es mi fuerte. Claro, amo reseñar historias, simplemente... No lo sé, supongo que no tengo práctica. Como, en absoluto. Jajajaja. Así que sólo pensé en probar. Subir menos libros pendientes al blog, y más reseñas de libros leídos. Eso sí, no dar spoilers en absoluto no es mi fuerte, por lo que algunas dirán "Con spoilers".
Y... Ya me fui de tema. Una vez más, no mi fuerte. De todas formas, he de reseñar ésta historia y, por lo que he leído hasta ahora, no está nada mal... Todo lo contrario.
¡A leer se ha dicho, que la reseña era para como hace tres días!
(sobre Cassie Clare y mis demoras, mi internet estuvo roto por unos cuantos días --razón por la cual no leí la historia de Ramón, perdón una vez más).

Nota: Es la 1.16 am. Aviso para que sepan que tanto tardo en decidir como empezar la reseña. Alguien máteme, soy inútil. 1.17. Fuck. ¡Holy shit, y 18, ¿Qué tan rápido pasa el tiempo?!
Y ahora estoy pensando en Sofi y su definición de procrastinación. 1.19 am. Gooooooood, I'm not gonna make it. No, tacha eso. Puedo hacerlo, puedo hacerlo. No puedo hacerlo.
Finalmente, a la 1.20 am, comienzo a leer. Agh.

Reseña:

Bueno, mierda. Wow, simplemente... Wow. Tengo que admitirlo, no le tenía mucha fé a esto de las historias cortas, pero maldita sea si no voy a seguir leyendo a este blogger.
Por cierto, son las 2.03 am.
Ok. Reseña. Maldita sea, no puedo con esto. Acá va:

En un principio, debo admitirlo, supuse presunción por el uso frecuente del vocabulario... Sí, por qué no llamarlo así. Del vocabulario, en cierta forma, elitista del autor (y sí, se que la frase anterior es un excelente ejemplo, y no, no es una coincidencia). Esa opinión me duró alrededor de un párrafo.
Desenvolviéndose con gran habilidad a través de una extremadamente escasa cantidad de capítulos, Ramón Escolano logra sorprendernos completamente con una historia de abusos, detectives, robos, arte, risas e ironías, y un padre que aleja a su hijo que no desea seguir su mismo camino (díganme si eso no sonó muy profesional). Seguramente algo de lo mencionado les es familiar, o se trata de algo que siempre buscan en una buena historia.
Desde el primer capítulo, nuestro protagonista/detective/pintor Frank Tucker demuestra no solo que sabe perfectamente quién es y que aprendió a vivir con ello (algo de lo que no muchos podemos presumir), si no que tampoco se molesta en ocultarlo al resto del mundo.
En el segundo capítulo aprendemos más sobre su pasado, y el como llego a ser como es. Además, como para no abandonar la costumbre, nos sorprende con sus conocimientos del arte (de lo que no puedo hablar en absoluto, carezco de información alguna sobre ese tema y es muy tarde como para ponerse a investigar en este mismo momento), heredados de un padre que apenas comenzamos a conocer.
Presuntamente muerto, desde la primera mención salta a la vista que esto no impedirá el importante papel que Tucker sr. tiene en nuestra historia. Se pueden apreciar muchos rasgos de Frank que derivan de su infancia, de una manera suficientemente sutil como para no estar fuera de tema.
Sin mucho más que decir, hablemos del desenlace:
Con su mención despreocupada de un único nombre, que sigue a la aparentemente casual mención del fallecimiento de su padre, el autor nos divide entre variadas teorías, para luego echarnos en cara nuestro error y acierto (como suele pasar con los policiales).
Una muy buena narración, perfecta ortografía, risas, suspenso, muchas sorpresas y una genial habilidad hacen esta historia muy recomendable.
¡Felicidades Ramón!

Si les interesa leer más historias de esta iniciativa, pueden encontrar una lista aquí, y aquí.

¡Nos leemos pronto!
xoxo


Malena Winderbaum.

PD.: Ahora son las 2.40 *rueda los ojos*